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martes, 28 de agosto de 2012


Estimados alumnos: Reflexología no solo una terapia zonal con base pseudocientífica, también es una corriente psicológica; aquí les envío algo de información sobre ella.

Reflexología
INTRODUCCIÓN
Como los métodos de investigación reflexológica han llegado al punto de no poderse desarrollar más, el hombre tiene la necesidad de dar un viraje debido a la desproporción que hay entre la inmersa tarea de estudiar la totalidad del comportamiento humano y los escasos y modestos medios que existen para este fin.
En el presente estudio, se da a conocer dentro de una faceta general, una breve síntesis histórica de la reflexología con algunos de los investigadores de la conducta, luego hablamos sobre los mecanismos de reflejo y los métodos de investigación de Protopópov y Pavlov principalmente, citando los planteamientos sobre la conducta de la psicología del comportamiento y el mecanismo de reflejo en los humanos.

SÍNTESIS HISTÓRICA DE LA REFLEXOLOGÍA
En el año 1863, Sechenov publicó su obra "Los reflejos del cerebro", en la cual buscó explicar la conducta de los sujetos como determinada en forma regular por estímulos externos, a los cuales el sujeto debía responder forzosamente.
Para establecer las «bases fisiológicas de la actividad psíquica», Sechenov tuvo que objetar la larga tradición originada en el paralelismo psico-físico de Descartes, quien había dividido la actividad del hombre en una actividad inferior, explicada por leyes físicas; y una actividad superior o psíquica que suponía era voluntaria, explicada por la parte espiritual del hombre. Sechenov estaba dispuesto a demostrar la idea revolucionaria de que el psiquismo, en lugar de ser independiente del cuerpo era de hecho una función del sistema nervioso central en general, y del cerebro en particular. Comienza su obra estableciendo el principio esencialmente materialista de que el cerebro es el órgano del espíritu, es decir, un mecanismo que cuando entra en actividad por cualquier causa, produce como resultado final la serie de fenómenos externos que nosotros caracterizamos como actividad psíquica.
La obra de Sechenov constituye un intento de explicación de lo psiquico en función de los datos objetivos, es decir, de las respuestas observables del sujeto a los estímulos del medio. De esta manera Sechenov se constituye en el antecedente inmediato de la reflexología -teniendo este a su vez como antecedente a Descartes-; disciplina fundada en sentido estricto por Pavlov y Bechterev, quienes posteriormente desarrollarían experimentalmente los aportes de Sechenov.
Bechterev, que había sido discípulo de Wundt, se consideraba no obstante, continuador de Sechenov; y es quien va a acuñar el término reflexología. Al publicar en el año 1910 su libro «Psicología Objetiva de la Reflexología», la define como la ciencia que estudia la totalidad de las reacciones observables en los seres vivos, vegetales o animales, tengan o no un sistema nervioso organizado. Esta concepción exageradamente amplia, hay que verla como una reacción contra la psicología introspectiva, que lleva hasta sus últimas posibilidades el pensamiento de Sechenov. No es, sin embargo, por esta concepción por lo que ha de considerarse a Bechterev el fundador de la reflexología, junto a Pavlov, sino por ser quien descubrió los Reflejos Asociados, que equivalen, sin ser idénticos, a los Condicionados, descubiertos por Pavlov simultáneamente y por vía independiente.
En 1904, Bechterev ya tenía esbozado el plan de una Psicología Objetiva, que habría de sustituir a la antigua psicología subjetiva; el tema de esta nueva ciencia serían las correlaciones objetivas existentes entre la personalidad y el ambiente inorgánico, orgánico y social. Esta suma de correlaciones fue denominada por Bechterev actividad correlacionada. Pero la organización de esta nueva ciencia no sólo requería proposiciones fundamentales sino también nuevos métodos de investigación. El método de la escuela de Pavlov, que requiere intervención quirúrgica, era inadecuado para seres humanos; en ese sentido, el procedimiento de la provocación de un reflejo motor, por estimulación eléctrica de la piel, pareció a Bechterev más ventajoso que el método empleado por Pavlov, a causa de su inaplicabilidad a la experimentación humana y de no responder al propósito de estudiar la actividad humana correlativa. El método de los reflejos motores asociados se constituyó en uno de los recursos fundamentales de la investigación de la escuela de Bechterev, en tanto que el de los reflejos condicionados secretorios quedó como base metodológica principal de la escuela de Pavlov.
Bechterev concibió a la reflexología como una disciplina biosociológica, absolutamente independiente. «La reflexología -decía- se asienta con un pie en la biología, y con el otro en la sociología, y debe ser, por tanto, una disciplina científica independiente, vinculando los conocimientos biológicos y sociológicos, pero sin confundirse con ninguno de los dos». Desde su punto de vista, la psicología es la ciencia de la vida neuropsíquica en general, y no sólo de sus manifestaciones concientes. Su objeto debían ser los procesos psíquicos en el sentido más amplio del término, incluyendo las condiciones biológicas de su manifestación. Si bien consideraba que el campo de la psicología era el campo de los fenómenos exteriores del sujeto objetivamente observables, esto no significaba que negara el papel de las condiciones internas del sujeto. Y entendía que la conciencia, si bien no podía ser en esa época observable de manera objetiva, debía ser tenida siempre presente como un problema fundamental de la ciencia psicológica. Esto marca una diferencia fundamental con otra escuela objetiva, el conductismo, para quien la conciencia quedaba descartada. Para Bechterev éste es un problema metodológico, y no de principio. Por su parte, Pavlov también se consideraba discípulo de Sechenov. Descubrió que el método fisiológico clásico de experimentación sobre animales anestesiados era inapropiado para trabajar sobre el complejo problema de la regulación nerviosa, ya que la anestesia tenía un efecto distorsionante sobre las acciones reflejas del sistema nervioso. Tuvo éxito al eliminar ese efecto y al dar su primer paso hacia el método de estudio de las funciones del organismo bajo condiciones naturales. Desarrolló el acostumbramiento de los animales de experimentación a permanecer en la mesa de operaciones, y soportar sin narcosis las manipulaciones de un experimento planificado, incidiendo la piel y tejidos superficiales, para conectarles instrumentos de registro.
El método fue denominado «crónico» por su prolongada duración en el tiempo o acción continuada, en oposición al «agudo», que llega rápidamente a una crisis a través de la cirugía drástica. El secreto del método crónico residía en tratar al organismo como una totalidad, posibilitando de esta manera la investigación de la correlación entre los órganos, y la función de un órgano o sistema de órganos.
En su trabajo sobre las glándulas digestivas, Pavlov descubrió que el jugo gástrico era segregado no sólo cuando se introducía comida en la boca, sino también cuando se la veía a distancia. Designó a este fenómeno «estimulación psíquica» de las glándulas gástricas y salivales. El término «psíquico» se utilizó para diferenciar la acción a distancia a través de los órganos de los sentidos, de la estimulación directa de las terminales nerviosas de la boca. Mientras prosiguió su trabajo sobre digestión, la «estimulación psíquica» interfirió los experimentos, de manera tal que no pudo ignorar por más tiempo el fenómeno, ni pudo dejarlo relegado al plano de la psicología introspectiva. El problema fue entonces: ¿Cómo debía enfrentar la fisiología este fenómeno psíquico?. Encaró, de este modo, la necesidad de observar las cosas desde el punto de vista del naturalista, concentrando su atención sólo en dos cuestiones: qué agentes del mundo exterior actúan y cuáles son las reacciones visibles del organismo a estos agentes. De este modo se ubicó sólidamente con las ciencias naturales, rechazando la posición idealista del alma, y aceptando plenamente la posición materialista según la cual los fenómenos mentales están arraigados en procesos materiales y, por lo tanto, sujetos a la investigación científica experimental.
La unidad y la integridad del organismo como un todo, junto con la adaptación del organismo a las condiciones del ambiente, es el principio clave en su obra. Opina, en los dos aspectos de unidad y adaptación, que el sistema nervioso juega el papel principal y, en los animales superiores, es decisivo el papel de la corteza cerebral como sitio donde se localizan los reflejos condicionados o temporarios.
El reflejo condicionado era un mecanismo adquirido, y por lo tanto, reproducible a voluntad en condiciones experimentales. Pavlov cree encontrar aquí la clave para resolver dos incógnitas: el pasaje a la significación y la actividad instintiva. Redefinía así: la materia de lo psíquico como el comportamiento, el objeto de lo psíquico como la actividad nerviosa superior, y el método, donde ya no sólo el estímulo era observable y medible, sino también la respuesta. Esta metodología de trabajo era más precisa que la de Bechterev, lo que le permitió profundizar y desarrollar, más que aquel, el descubrimiento que ambos habían realizado por separado.
Pavlov asignó un gran futuro a la psicología, pero sólo en estrecha relación con la fisiología. Los psicólogos tendrían, según su enfoque, una base fisiológica sobre la cual proyectar la vida subjetiva del hombre. Ya no habría una excusa para especular sobre la formación y el desarrollo de las cualidades psíquicas. A partir de aquí tendrían que ser elaborados en conexión con los hechos y leyes de la actividad nerviosa superior.

Consideraciones críticas y resúmenes
La noción de reflejo condicionado ha proporcionado un retoño de vitalidad al asociacionismo, ofreciéndole, a la vez, un modelo fisiológico preciso y una terminología renovada. Ahora bien, por actividad nerviosa superior se pueden entender dos cosas: o bien la actividad psíquica; o bien, la actividad nerviosa de las partes superiores del sistema nervioso: el encéfalo en general y la corteza en particular. Sostenemos que esta última es la correcta forma de interpretarlo, dado que la primera forma supondría la identificación del funcionamiento del sistema nervioso con el psíquico.
Así como el condicionamiento se ha mostrado particularmente eficaz en explicar los aprendizajes elementales o hábitos, ha caido en una postura reduccionista al tratar de explicar todos los procesos sólo mediante una complejización creciente de los sistemas reflejos. El reflejo condicionado es asimilado al elemento de lo psíquico, que por combinación produce los fenómenos psíquicos. Este proceso es inferido, no demostrado, y además no se deduce necesariamente de los hechos.
Si bien la reflexología rompió con el método introspeccionista de la psicología experimental de Wundt, compartió con ella el elementalismo, es decir, la explicación del psiquismo por una combinación de sus elementos primarios, sólo que para aquellos fue la sensación, mientras que para la reflexología fue el reflejo condicionado. Buscar la base sustancial de lo psíquico en lo fisiológico implica, al menos, saber en qué punto este objeto deja de ser fisiológico para ser psíquico; y este pasaje, que constituye el problema fundamental que la psicología debe resolver, queda sin solución en los planteos reflexológicos. La solución que consiste en hablar de funcionamiento neuropsíquico es una solución que no explica los hechos; a la vez que un apriori, punto de partida de la explicación, y no su consecuencia lógica.
No se cree posible prescindir del sustrato orgánico, pero el funcionamiento de este sustrato no explica las características de lo psíquico. Para poder explicarlo por lo fisiológico, habría que conocer primero el funcionamiento de este sustrato orgánico, y en la reflexología este funcionamiento aparece como un punto de partida, y no de llegada de la investigación. Para que las leyes del funcionamiento neurológico puedan explicar el funcionamiento de lo psíquico, tendrían primero que poder explicar lo neurológico, y en este caso, este funcionamiento está supuesto. Como se dijera anteriormente: no es deducido, ni demostrado.
El concepto de señal, al que la reflexología atribuyó el carácter explicativo para el pasaje de lo fisiológico a lo psíquico es, como veremos más adelante, incorrecto. Este pasaje no constituye la base de la psicología, sino su problema fundamental; y esto no le impide conocer la legalidad de su objeto, ni producir conocimiento científico válido. Por otra parte, el hecho de la necesidad de regularidad en la presentación de los estímulos de condicionamiento, lleva a pensar a los reflexólogos en la homogeneidad de los estímulos en la relación entre el individuo y su medio. Pero esto se trata más de una dificultad metodológica que de una realidad en sí misma; es el funcionamiento de la inteligencia el que permite establecer la existencia de regularidades en el medio y que posibilita la adaptación a un conjunto infinito de situaciones, y no las regularidades del medio las que determinan el funcionamiento de la inteligencia. Podría decirse que si, en el reflejo condicionado, la asociación a estímulos puede ser progresivamente refinada o «generalizada» -pero a condición de la presentación regular de los estímulos condicionados con los incondicionados-, en la inteligencia la ley es el refinamiento por una generalización progresiva de su funcionamiento, y no por una imposición del medio. La supuesta homogeneidad de los estímulos, que subyace al concepto de señal, es, de este modo, un problema y no una explicación. Es cierto también, que la reflexología no negó la subjetividad, ya que reconoce la variabilidad de respuestas de un individuo a otro, como producto de diferencias del «medio interno». Sostuvo que el cerebro actúa como mediatizador de los estímulos, a los cuales modifica, y que las respuestas aparecen entonces no sólo en una relación unívoca con respecto al estímulo, sino también en función de las condiciones del «medio interno»; pero de todos modos su método no le permitió reconocer la significación de los hechos, significación sobre la que otras propuestas fundamentarían la delimitación de lo psíquico. Pero, si la existencia de las conductas condicionadas es un hecho, su interpretación no implica necesariamente al asociacionismo reflexológico, con el cual se las hace a menudo solidarias. Cuando un movimiento se asocia a una percepción, allí hay algo más que una asociación; hay ya un juego de significaciones, pues la asociación no se constituye sino en función de una necesidad y de su satisfacción. Un reflejo condicionado se estabiliza solamente en la medida en que se lo confirma o sanciona; una señal asociada a una comida no da lugar a una reacción estable si los alimentos reales dejan de ser presentados al mismo tiempo que ella. La asociación viene a incorporarse así a una totalidad cuyo punto de partida es la necesidad y el punto de llegada, la satisfacción. Ya no estamos hablando entonces de asociación, en el sentido clásico del término, sino más bien de la constitución de un esquema de conjunto ligado a una significación. Además, si se estudia un sistema de conductas condicionadas en su sucesión histórica, se advierte mejor todavía el papel de la totalidad. La conducta condicionada no es aquí, pues, la simple transposición de los movimientos iniciales debidos al reflejo simple, sino una acción nueva que alcanza la estabilidad sólo en virtud de una estructuración de todo el conjunto.
La afirmación: «La actividad mental es un reflejo de la realidad», postulada por los representantes de la reflexología, presenta un doble supuesto: 1) que la realidad puede ser conocida directamente; y 2) un acuerdo pre-existente entre sujeto y objeto. Por el contrario, la realidad consiste en una construcción, mediatizada por esquemas de conocimiento y posibilitada por una energética peculiar, que la integran progresivamente en esquemas anteriores de actividad. Que éstos sean de orden reflejo, o de niveles más elevados, se trata siempre de incorporación de la realidad en esquemas de asimilación, de tal manera que nunca el vínculo asociativo es el simple calco de una relación dada en la realidad exterior. Es en la coordinación de las acciones y en el conjunto de relaciones que se establecen con ella, como se constituye una realidad, cuya permanencia es un punto de llegada, y no de partida, solidario a la construcción del sistema psíquico.
El privilegio del concepto de «reflejo» pero también su posible equívoco consiste en afirmar que toda actividad mental debe corresponderse finalmente, para ser eficaz y adaptada, a lo «real»: pero una cosa es corresponderse a él copiándolo sin más, y algo muy distinto es insertarlo en estructuras y organizaciones que lo prolongan y respetan sus leyes. De este modo, una serie de movimientos que concluyen en la satisfacción de una necesidad no puede interpretarse como una yuxtaposición de elementos asociados: los términos que la componen carecen de significación si no es relativamente al acto que los ordena y a la consecución de ese acto. No se trata de una asociación que se establece entre una imagen y un reflejo, sino de asimilación de un elemento de la realidad. La asociación, en tanto que reflejo condicionado, no es más que una abstracción, un momento artificialmente desprendido en la misma serie, que supone igualmente una necesidad inicial y una satisfacción final.
Debe evitarse, de este modo, hacer del reflejo condicionado un nuevo elemento psicológico, a través de cuyas combinaciones reconstruiríamos los actos complejos. En resumen, allí donde podemos hablar de reflejos condicionados que se estabilizan bajo el efecto de la experiencia, advertimos siempre que un esquema de conjunto organiza el detalle de las asociaciones, confiriéndoles por ello mismo unas significaciones. La acomodación y la asimilación combinadas, particulares de cada esquema, son las que aseguran su utilidad y lo coordinan con los demás, y el acto global de asimilación y de acomodación complementarias es el que explica por qué las relaciones de detalle que supone el esquema son confirmadas por la experiencia. En tanto la reflexología considera a lo psíquico como un mecanismo de adaptación biológica, el método que aplica -al igual que otras «escuelas objetivas», como el conductismo- es coherente y necesariamente extrapolado de las ciencias naturales. Este énfasis en el método no es casual, sino que se encuentra doblemente determinado. Por un lado por las dificultades generales de objetivación que lo psíquico presenta; y, por otro, por la confusión que subyace con respecto al concepto de objetividad. En efecto, se confunde objetividad con eliminación de toda forma de subjetividad, entendiendo a esta última como un fenómeno degradado, sin entidad suficiente para su estudio; sin advertir que lo que se debería eliminar es la falta de rigor en la consideración de la misma como fenómeno psíquico. Y es este el criterio para resolver la clásica antinomia objetividad-subjetividad, recurrente en el desarrollo del conocimiento psicológico.
Pavlov creyó así solucionar el enigma del origen de la adaptación de los organismos a su medio. A través de un enfoque determinista, buscó la solución del problema evitando la pre-determinación y remitiéndose a una base estricta de causa-efecto. Realizó esto mediante la diferenciación de dos aspectos del medio y dos diferentes mecanismos de adaptación a ellos, estrechamente ligados. Por otra parte, no adoptó una postura especulativa sobre estos problemas, sino que intentó demostrarlos a través de la experimentación científica, redefiniendo lo psíquico a partir de lo observable. Aparece, de este modo, una reducción de la objetividad al campo exclusivo de los fenómenos «observables»; la investigación queda restringida a un campo de fenómenos susceptibles de ser «manipulados» en condiciones experimentales, estudiando los hechos en estado aislado, sin referencia al sistema que los produce y les da sentido.

LOS MÉTODOS DE INVESTIGACIÓN REFLEXOLÓGICOS Y PSICOLÓGICOS
(Protopópov).
La reflexología clásica se mantiene en sus investigaciones dentro de un principio científico universal darwiniano; y es por este principio que la ciencia concreta del comportamiento humano le resulta imposible limitarse a él.
Protopópov introduce una importante modificación en el procedimiento de la metodología única de investigación del comportamiento humano, al decir que resulta más ventajoso elegir un criterio preciso, una elección adecuada del aparato de respuesta (la mano), por ser este un sistema de respuesta más elaborado, más adaptado que el pie a las reacciones de orientación a la influencia del medio ambiente. También considera que el habla como un sistema de reflejos condicionados que ayuda a establecer una comunicación indudablemente más amplia con el mundo que lo rodea, y que son evidentes las ventajas que proporciona el habla a la reflexología para ampliar y profundizar el círculo de los fenómenos a estudiar.
Protopópov plantea que solo falta una cosa para que se fundan definitivamente la fisiología y la reflexología: el interrogatorio del sujeto, su informe verbal sobre el curso de algunos aspectos de los procesos y las reacciones, a los que los experimentadores no pueden acceder de otra forma más que a través del testimonio del propio individuo objeto del experimento. Béterev (1923) dice que desde el punto de vista reflexológico, la investigación subjetiva solo es admisible cuando se realiza sobre uno mismo. Sin embargo el interrogatorio del sujeto es necesario precisamente desde el punto de vista de la integridad de la investigación reflexológica. Béjerev muestra, tras Séchenov, que el pensamiento no es otra cosa que un reflejo inhibido, retenido, un reflejo interrumpido en sus dos terceras partes, concretamente en el pensamiento con palabras, que es el caso más frecuente del reflejo verbal contenido. Por tanto, o renunciamos a estudiar el comportamiento de la persona en sus formas más trascendentales o introducimos obligatoriamente en nuestros experimentos el control de esos reflejos no manifiestos. La reflexología está obligada a tener también en cuenta los pensamientos y la totalidad de la psique si quiere comprender el comportamiento, ya que los reflejos no existen aisladamente, ni actúan de una manera dispersa, sino que se estructuran en complejos, en sistemas, en complicados grupos y formaciones que determinan el comportamiento del hombre; y es por esto, que la psicología científica del comportamiento tiene graves problemas.

El Mecanismo del reflejo según Protopópov
El mecanismo del reflejo sería: en un reflejo cualquiera, su propia parte reactiva (movimiento o secreción) se convierte en excitante de un nuevo reflejo del mismo sistema o de otro sistema. Puede considerarse que la propia relación entre reflejos está sometida a todas las leyes de formación de los reflejos condicionados. De acuerdo con una ley de los reflejos condicionados, un reflejo entra en conexión con otros convirtiéndose, en determinadas circunstancias, en un excitante condicionado. Esta es la primera ley, evidente y fundamental, de la relación entre los reflejos.Este mecanismo es el que permite comprender a rasgos muy aproximados y generales el valor (objetivo) que pueden tener para la investigación científica los testimonios verbales de los sujetos en una prueba. Los reflejos no manifestados (habla silenciosa), los reflejos internos, inaccesibles a la percepción directa del observador, a menudo pueden hacerse manifiestos indirectamente, de forma mediada, a través de reflejos accesibles a la observación respecto a los cuales desempeñan el papel de excitantes. A través de la presencia del reflejo completo (la palabra) establecemos la del correspondiente excitante, que en este caso desempeña un doble papel: el de excitante respecto al reflejo completo y el de reflejo respecto al excitante anterior.
El informe del sujeto no constituye en modo alguno un acto de introspección. El sujeto no adopta en modo alguno la posición de observador ni ayuda al experimentador a buscar reflejos ocultos. El examen se mantiene hasta el final como objeto del experimento, pero tanto él como el propio informe se introducen mediante las preguntas algunas variaciones, transformaciones, se introduce un nuevo excitante (una nueva pregunta), un nuevo reflejo que aporta elementos de juicio sobre las partes no esclarecidas de las anteriores preguntas. Pareciendo que el experimento tiene un doble objetivo. También la propia conciencia o la toma de conciencia de nuestros actos y estados debe ser interpretada como un sistema de mecanismos transmisores de unos reflejos a otros que funcionan correctamente en cada momento consciente. Cuando mayor sea el ajuste con que cualquier reflejo interno en calidad de excitante provoque una nueva serie de reflejos procedentes de otros sistemas y se transmita a otros sistemas, más capaces seremos de rendirnos cuentas a nosotros mismos de nuestras sensaciones, de comunicarlas a los demás y de vivirlas.

La conciencia como problema de la psicología del comportamiento.
Nuestra literatura científica elude insistente y intencionalmente el problema de la naturaleza psicológica de la conciencia, como consecuencia los sistemas de psicología científica lleva implícitos una serie de defectos orgánicos:
·         Al ignorar el problema de la conciencia, la psicología se está cerrando a si misma el camino de la investigación de problemas más o menos complejos del comportamiento humano. Y con esto, resulta imposible formular aún principios universales basados en el material reflexológico y lo simple que resulta extraer las leyes de otras ramas del saber y aplicarlas a la psicología.
·         La negación de la conciencia y la tendencia a construir el sistema psicológico sin este concepto; conduce a que los métodos se vean privados de los medios más fundamentales para investigar esas reacciones no manifiestas ni aparentes a simple vista Y, sin embargo, el comportamiento del individuo está organizado de forma que son justamente los movimientos internos poco conocidos los que le orientan y dirigen. Careciendo de medio alguno para investigar estas reacciones internas.
·         Se borra radicalmente toda diferencia entre el comportamiento del animal y del hombre, con esto se estudia el comportamiento del hombre como el de cualquier mamífero y al hacerlo se ignora de nuevo la conciencia y la psique al comportamiento humano.
·         La exclusión de la conciencia del campo de la psicología deja en gran medida intacto el dualismo y espiritualismo de la psicología subjetiva anterior. Caracterizando los fenómenos subjetivos o conscientes como fenómenos de segundo orden, específicamente internos.
·         Al eliminar la conciencia de la psicología nos encerramos definitivamente en el círculo de lo biológicamente absurdo. Por lo cual es imposible estudiar el comportamiento del hombre y las complejas formas de su actividad, independientemente de su psique.
·         La falsa concepción de que el comportamiento humano es una suma de reflejos, porque este comportamiento no constituye en modo alguno un saco de cuero lleno de reflejos, ni su cerebro un hotel para los reflejos condicionados que casualmente se alojen en él.

Lo que hay que estudiar no son los reflejos, sino el comportamiento: su mecanismo, composición y estructura. Como afirma certeramente Vágner (1923), los reflejos constituyen los cimientos, pero partiendo únicamente de ellos no se puede decir todavía nada acerca de lo que se va a construir encima.
La psicología científica no tiene que ignorar los hechos de la conciencia, sino materializarlos, trasladarlos a un idioma objetivo que existe en la realidad y desenmascarar y enterrar para siempre las ficciones, fantasmagorías, etc. Sin ello es imposible todo trabajo de enseñanza, de crítica y de investigación.
Tomando un enfoque fuera de la psicología, en sus formas principales todo comportamiento del animal consta de dos grupos de reacciones: los reflejos innatos o no condicionados. Los reflejos innatos constituyen el extracto biológico de las experiencias hereditarias colectivas de toda la especie, y los adquiridos surgen sobre la base de esta herencia hereditaria a través del cierre de nuevas conexiones, obtenidas en la experiencia particular del individuo. En tanto que el hombre, tiene una amplia experiencia heredada comparándola con la animal. El hombre no se sirve únicamente de esta experiencia, toda la vida el comportamiento se basa en la amplísima utilización de la experiencia de las generaciones anteriores, de una experiencia que no se transmite de padre a hijos, y que llamaremos experiencia histórica. Junto a esta experiencia histórica situaremos la experiencia social, que constituye un importante componente del comportamiento del hombre, y que tal experiencia no la poseen los animales. El hombre a diferencia también de los animales no se adapta a pasivamente a su medio, el hombre adapta activamente el medio a sí mismo, construyendo previamente su obra en la cabeza, para después duplicarla en un objeto o material, o en alguna situación. Denominando esta nueva forma de comportamiento experiencia duplicada.
En cuestión a la vertiente fisiológica, Pávlov resume de sus experimentos con perros que: el mencionado reflejo a una excitación externa no sólo está limitado y regulado por otro reflejo simultáneo externo, sino también por toda una masa de reflejos internos, asó como por la acción de todos los posibles excitantes internos (químicos, térmicos, etc.).
El principio fundamental de coordinación de los reflejos, como explica en las investigaciones Sherrington, consiste en la lucha que se establece entre distintos grupos de receptores por un campo motor común. El resultado de esta lucha depende de causas muy complejas y numerosas; con lo cual, el comportamiento es pues un sistema de reacciones triunfantes, y es una lucha que no se interrumpe ni por un minuto.
Pávlov (1950), compara los grandes hemisferios cerebrales con una central telefónica, donde se produce el cierre de nuevas conexiones temporales, entre los elementos del medio y reacciones concretas.
La ley más elemental y más importante, la ley general de conexión de los reflejos puede formularse así: los reflejos se enlazan entre sí según las leyes de los reflejos condicionados; es decir, la parte de respuesta de un reflejo (motriz, secretora) puede convertirse en condiciones adecuadas en un excitante condicionado (o inhibidor) de otro reflejo al conectarse con el extremo sensorial de este último. Entonces, darse cuenta de algo significa justamente transformar unos reflejos en otros. Los inconscientes, los psíquico, implica que los reflejos no se transmiten a otros sistemas. Caben infinitas variedades de grados de conciencia, es decir la interacción de sistemas incorporados al mecanismo reflejo que actúa. La conciencia de las propias sensaciones no significa nada más que su posesión en calidad de objeto (excitante) para otras sensaciones.
La Psicología debe pues plantear y resolver los problemas de la conciencia en la perspectiva de considerarla como interacción, reflexión, excitación recíproca de diferentes sistemas de reflejos.
La conciencia se reduce por completo a unos mecanismos transmisores de reflejos, que actúan según las leyes generales, así es que cabe admitir que en el organismo no hay más procesos que las reacciones.
La percepción interna, la introspección son posibles únicamente gracias a la existencia del campo propioceptivo y de los reflejos secundarios relacionados con él.
En el hombre hay un grupo de reflejos fácilmente identificables cuya denominación correcta sería la de reversibles: se trata de reflejos a excitantes que pueden a su vez ser creados por el hombre. La palabra escuchada es un excitante, la pronunciada, un reflejo que crea ese mismo excitante, aquí el reflejo es reversible, porque el excitante puede convertirse en reacción y viceversa. Estos reflejos reversibles, que crean la base del comportamiento social, sirven de coordinación colectiva del comportamiento. En el amplio sentido de la palabra es en el lenguaje donde se halla precisamente la fuente del comportamiento social y de la conciencia, siendo por un lado, un sistema de reflejos de contacto social.

CONCLUSIÓN
Según los planteamientos acá expuestos, algunos estudios de psicología arrojan que la conciencia, como parte del comportamiento humano es ignorado, imposibilitando de esta forma un estudio muy rico en cuanto al peso que le daría a la investigación del comportamiento Humano, y con esto, haciendo casi imposible la formulación de principios universales basados en el material reflexológico.
Se plantea la situación de que no hay que estudiar el reflejo (siendo este algo importante) y que hay que abocarse sólo al comportamiento, entrando de esta forma, a una serie de contradicciones entre uno y otro investigador de la materia, cuando, al analizar detenidamente lo expuesto por cada uno de ellos, nos vemos en una situación en donde descubrimos que cada estudio y cada planteamiento es importante, obviando por supuesto las contradicciones en que cae uno y otro.
Finalmente, es importante tomar en cuenta y respetar cada uno de los planteamientos y puntos de vista, tanto de quienes defienden el estudio del comportamiento de la persona como aspecto principal, o de quienes defienden, por otra parte, el estudio del reflejo por sobre el comportamiento humano.